viernes, 21 de diciembre de 2012

Ella.

Entiendo que sientas miedo,
cuando miro al cielo,cautivo
y receloso de su grandeza,
y ,entre ruidos mudos, grito 
que en mi fe eres mi credo 
y mi única certeza.

Entiende,tú.
Que el cielo al que miro son tus ojos,
que mi grito son tus manos 
y mi sol es tu luz.

Entiende,tú.
Que,cuando amanece ,
el candor en mi pecho se mece,
y te siento en cada latir.

Entenderás,entonces,
que sin ti me es imposible vivir.

En un segundo.


En un segundo insulso,
cruel,como mil años de soledad
pensé que te perdía,
que, el sol que tanto brilla
se apagaba,dejandome, a mi,
barco sin su faro.

En un segundo la realidad
opacó certezas, enhebró
agujas y frustró cualquier
huida de mi ser.

Entonces, en un segundo,
quieto de vida,
comprendi lo que era amar,
de verdad y sin censuras,
cupe en infimas echuras y
desbordaba de mares las sequías
que asolaban vuestro mundo.

En un segundo no eras mía,
 me dejaste de pertenecer,
y comprendí que ese segundo
solo había que dejarlo correr...






viernes, 7 de diciembre de 2012

Mi planeta.




La única moneda de cambio es la vida
que se entrega a unos, a otros,
en detrio de promesas desvaidas,
que priman en seres altivos.

El único Dios que dirime, es uno mismo,
entre miles que a él se anexionan,
donde, el único paraíso que existe,
son las personas.

Aquí la eternidad es lo cotidiano,
la sencillez se magnifica,
el impío tiende la mano,

Y la esperanza-y lo que implica-
que otrora fuera en vano,
son el cisma, faro que guía.

domingo, 2 de diciembre de 2012

Vivir en paz:



Una lluvia suave da a la hierba un tinte mas verde. Así se iluminan nuestras esperanzas bajo el influjo de pensamientos mejores.
Seriamos felices si siempre viviéramos en el presente y aprovechásemos cada accidente sobrevenido, como la hierba que revela la influencia de la caída de la mas leve gota de rocío; sin dedicar el tiempo a expiar el descuido de pasadas oportunidades, lo que llamamos cumplir con nuestro deber.
Remoloneamos en el invierno cuando ya es primavera.

Primera entrada

En primer lugar me gustaría citar un poema del gran Marwan,


Te abracé y la niebla perdió su nombre.
Crucé tu espalda y se abrieron las jaulas.
Entonces me hablaste, rozaste mi vida, se borraron los cuervos.
Cuando escuché tu nombre se tacharon las espadas.
Tú te llevaste los serruchos
viniste con las manos llenas de parques.
Tú me miraste y el cansancio se dio la vuelta.
Te desabroché la blusa y se cerró la tristeza.